Textos
Pintar blanco sobre blanco
Por: Guillermo Fantoni.
Lugar: Suspensión de Flory polvo, Galería Delta, Santa Fe.
Año: 2022
Tienda Flama. Santa Fe
Año: 2020
Hace poco tiempo, en una muestra colectiva, encontré dos raras pinturas íntegramente blancas. Casi de un modo automático pensé que serían de esos pintores sin tiempo que representan incansablemente sus entornos cotidianos obteniendo, una y otra vez, resultados únicos e irrepetibles; esa pintura de cámara que desde la nimiedad de sus medios es capaz de imantar las sensibilidades y, especialmente, las contemporáneas. Por mi parte, inmediatamente recordé las pinturas intensamente blancas realizadas por el venezolano Armando Reverón bajo el sol enceguecedor de la playa de Macuto o las más blancas aún, profundamente espiritualistas, realizadas por María Laura Schiavoni en Rosario, durante la década del cuarenta. Las obras eran de Valentina Bolcatto, una artista dúctil y de producción polifacética, que se expresa por medios tan variados como los objetos y las instalaciones, la fotografía y la performance, el dibujo y la pintura y, como corresponde a una perspectiva de nuestro tiempo, sin enfatizar o jerarquizar ninguno de ellos. Podría decir con libertad, a partir de una máxima de Arthur Danto ahora corriente, que ella puede ser una artista conceptual por la mañana, una pintora intimista por la tarde y realizar una obra performática por la noche; o que podría realizar simultáneamente cualquiera de estas actividades y reunirlas en una misma muestra; sancionando de este modo, y como lo hacen otros tantos creadores, el fin de las especialidades y los especialistas.
Cuando vemos pinturas cromática y estilísticamente tan definidas nos sentimos tentados a trazar genealogías: además de las obras intimistas mencionadas, las pinturas evanescentes de pintores entrerrianos como Arturo Gerardo Guastavino o las atmósferas creadas por pintores de La Boca como Miguel Carlos Victorica o Miguel Diomede; o la línea de las vanguardias que va de las composiciones blanco sobre blanco de Malevich a las pinturas monocromas de la nueva abstracción y de los minimalistas de posguerra. Pero ninguna de estas realizaciones, al menos conscientemente o con intencionalidad manifiesta, componen el linaje de las obras de Valentina. Las pinturas blancas que reúne en una serie sugestivamente denominada Alquimia, provienen de otros saberes e itinerarios, de otras concepciones y procedimientos. Casi constantemente ha mostrado y sigue mostrando un interés por el mundo mineral y particularmente por las piedras; por sus formatos y componentes, por sus dinámicas y transformaciones. Casi constantemente también, repite frases que podrían conformar un poema y, más aún, una poética: el mineral se seca, /se endurece, /cambia de peso, /de color, /adquiere otra forma y /deja su marca.
Así realiza acciones como degollar una bolsa de tierra; deslizar arcillas líquidas sobre su piel; sumergirse en una bañera con espuma para conversar con la gente; juntar piedras del río y coserlas a las flores de su vestido; pero también realiza dibujos en tinta negra que aplica sobre papeles blancos generando austeros planos netos y delicados planos compuestos por texturas visuales. Quizá en la iconografía de esos dibujos estén las claves, o al menos una de las claves, de esas pinturas recientes. Quizá el mar de flores y follajes que hipnóticamente capturan la mirada en una de estas tintas, haya crecido y expandido hasta cubrir, como exuberantes jardines acuáticos y terrestres, los cuadros blancos del presente. Porque aunque ella pinte obsesivamente y con la intención “de que todo desaparezca” en una “especie de nube blanca”, llamativamente –y como también lo reconoce– “está resultando lo contrario”.
Rosario, diciembre de 2020
https://tiendaflama.com.ar/2020/12/13/polisemia-7-guillermo-fantoni-valentina-bolcatto/
Un paisaje donde nunca estuve
Por: Walter Musich.
Exposición junto a Karen Spahn
Lugar: Erarte. Paraná
Año: 2022
Nos convocan la pintura y el dibujo, el lienzo y el papel, soportes de una producción efectuada mayormente en pandemia, es decir, en un contexto de extrema singularidad, de aislamiento, encierro, miedos, preocupaciones y tiempo disponible, mucho de lo que a tan poco, parece haberse evaporado en medio de nuestras urgencias y rutinas.
Se hace presente aquí la evocación en modos distintos; recreaciones a partir de paisajes transitados y añorados en los trabajos de Valentina; búsquedas a partir de paisajes estudiados y admirados, aunque también inventados, en los trabajos de Karen.
Las miradas se configuran desde el recuerdo u observación de lo efímero, de lo pasajero y/o de lo pasado; luego, nos transportan desde la apertura panorámica donde las líneas insinúan formas majestuosas a la inmersión dentro del seto, a los microuniversos de las hojas y flores o de los rincones de una casa, de sus esquivas y engañosas luces y sombras. El oficio ha dejado en cada obra el esfuerzo por lograr tales empresas: pinceladas cargadas, veladuras, intensidades, frotamientos, líneas precisas y tramas. Y la intención de sus hacedoras por abstraerse a la síntesis, para enfatizar solo la esencia de las cosas que las conmueve.
Las nociones de transformación y cambio están presentes en los fundamentos que las artistas han elaborado. Una especie de alquimia ensaya Valentina en su pintura para que la imagen fotográfica de la memoria trasunte en cuerpos de fuego, oro, luz y oscuridad, mientras Karen procura traducir el diálogo imaginario con el artista nipón Saito Shosaku y la tradición estética japonesa mediante un incansable – casi obsesivo - ejercicio de rayar y borrar sobre el papel.
Quizás por aquellos días de producción, estas evocaciones nacieron de evasiones y muy posiblemente de estados de meditación, buscados o no, ya que, finalmente, ambas artistas toman una distancia de lo objetivable y permanente.
Manifestación de una experiencia
Por: Maximiliano Peralta Rodríguez y Cintia Clara Romero.
Lugar: C.E.C. Santa Fe
Año: 2015.
Esta reunión de trabajos intenta reflejar los procesos iniciados por los artistas que integran el “Taller de análisis, producción y seguimiento de proyectos artísticos”, desarrollado en la sede de Curadora- residencia, durante el año 2015. Se trata de manifestar una experiencia colectiva, a nuestro entender y percibir, transformadora.
Estas prácticas se despliegan con la intención de compartir y socializar información, de construir conocimiento entre pares, de despertar la conciencia sobre lo que se hace y para qué se hace. Son instancias donde volvemos la mirada hacia los procesos creativos, a fin de identificar y revisar los aciertos y los lugares de conflicto que plantea el desarrollo de una producción artística.
Desde esta perspectiva nos enfrentamos al método como vía segura, breve, eficaz, que resuelve el cómo hacer, ya que trabaja desde un modelo previo de configuración para abordar la realidad. Es así como cada uno comienza a desarrollar estrategias para aprovechar la incertidumbre que supone un proceso creativo en vías a la formalización del caos.
Los trabajos presentes son sólo un recorte en la producción de cada artista, la extracción de un eslabón de la cadena de producciones que juntas abren más posibilidades de sentido y permiten una comprensión general de la idea que rige un proyecto artístico. No obstante es suficiente para dar cuenta de los territorios por los que circulan, sus intereses, su sensibilidad y compromiso con el arte desde el lugar que deciden sostenerlo.
Artistas: Daniela Arnaudo, Laura Basílico, Inés Beaugé, Ariana Beilis, Valentina Bolcatto, Leandro Calamante, Nanda Catalano, Ana Cervoni, Pablo Cruz, Marité Cuestas, Lía Demichelis, Aimé Luna, Mana, Mónica Marín, Ulises Mazzucca, Priscila Sandoval, Analía Schmidt, Rafael Villalba y Sebastián Zelaya.
Los codos de la serpiente
Por: Lucas Mercado y Francisco Vásquez
Lugar: Cefma, Paraná.
Año: 2014.
Comencemos por lo que sabemos: que existe la boa, la cobra, la cascabel, la pitón, y hasta la mamba negra! Lo que muy pocos sabían, no hasta comienzos de este año cuando arrancó Pariente Taller 2014, es la existencia de la Serpiente de Diez Codos, una serpiente litoraleña de agua dulce y mansa que surge desde su propia posibilidad, la de inventarse desde el terreno del arte, a sí misma..
Esta serpiente es por su particularidad única en el planeta, y por su carácter novísimo no forma parte de los serpentarios actuales, ni de los manuales de zoología fantástica, y mucho menos de cualquier reserva ecológica.
Cada codo recibe su nombre y le otorga a la serpiente un don:
Los codos de Leo, Lucía y Maxi: la inocencia del dibujo y la sutileza de los detalles.
Los codos de Ariana y Valentina: el movimiento constante.
Los codos de Carlos y Valeria: la precisión de la forma y su medida.
Los codos de Sebastián, Cecilia y Agustina: la gracia de las historias extraordinarias.
Una serpiente imposible! dicen algunos. Lo que decimos nosotros es que la serpiente de diez codos, y que ojalá tenga muchos más, llegó al mundo para decirnos que también otro mundo es posible.
Artistas: Valeria Barbero, Valentina Bolcatto, Carlos Battauz, Cecilia Fontana, Sabastian Zalaya, Ariana Beilis, Leo Nicolás Ramos, Lucía Pereyra, Maximiliano Santos y María Agustina Sanz.